La pérdida de un bebé durante el embarazo o en sus primeras semanas de vida es una experiencia profundamente dolorosa. Sin embargo, el duelo gestacional y perinatal continúa siendo uno de los más invisibilizados socialmente. A menudo se escucha que “todo pasa por algo” o “ya habrá otra oportunidad”. Frases que, aunque quizás bien intencionadas, invalidan el sufrimiento real de los padres.
Es importante recordar que la conexión con un hijo o hija comienza mucho antes del nacimiento. Desde las primeras semanas de gestación se crean expectativas, sueños, nombres y proyectos. Además, las madres ya han experimentado cambios físicos e incluso ya han podido sentir los movimientos de su bebé. De manera que, cuando esa vida se interrumpe, no solo se pierde un bebé: se pierde una parte del futuro, un lugar en la familia y un vínculo emocional que ya existía.
Reconocer todo lo que puede suponer esta pérdida a nivel emocional nos permite ayudar a estos padres a afrontar el duelo, el cual requiere tiempo, sostén y espacios seguros donde poder expresar el dolor sin miedo al juicio. El apoyo psicológico especializado cumple un papel esencial en este proceso, ofreciendo herramientas para transitar la pérdida de forma respetuosa.
En este artículo te cuento qué es el duelo gestacional, cómo se vive emocionalmente, la importancia del entorno y de los profesionales, y qué recursos pueden ayudar a las familias a integrar la pérdida.
Contents
- 1 Cómo Afrontar el Duelo Gestacional o Perinatal
- 1.1 Qué es un duelo gestacional o perinatal
- 1.2 Fases de la pérdida gestacional o perinatal
- 1.3 Cómo afrontar un duelo gestacional o perinatal
- 1.4 ¿Cómo ayudar a los padres que pasan por un duelo perinatal?
- 1.5 Recomendaciones para superar el proceso de duelo tras la pérdida gestacional o perinatal
- 1.6 ¿Cuál es el rol del psicólogo en el proceso de duelo?
- 1.7 La necesidad de atención psicológica especializada en el duelo perinatal
- 2 Conclusión: Cómo Afrontar el Duelo Gestacional o Perinatal
Cómo Afrontar el Duelo Gestacional o Perinatal
Qué es un duelo gestacional o perinatal
El duelo gestacional o perinatal es el proceso emocional que se produce tras la pérdida del bebé que se esperaba, desde las primeras semanas del embarazo hasta semanas después del parto. Durante este proceso la persona se despide emocionalmente e integra la ausencia del bebé en su vida. Se trata de un duelo tan importante como cualquier otro, aunque a veces socialmente no se le de esa importancia.
Muchas veces se piensa que, si la gestación fue breve, el dolor también lo será. Pero esto no es así. El vínculo con el bebé comienza a construirse desde el momento en que se conoce su existencia: aparecen ilusiones y visualizaciones del futuro. Por lo tanto, cuando se produce la pérdida, la sensación de vacío que deja es profundamente dolorosa.
El duelo gestacional o perinatal también puede venir muy acompañado de culpa, confusión, enfado e incluso vergüenza, especialmente en contextos donde este tipo de pérdidas se silencian o se consideran “menos importantes”. Algunas personas se sienten incomprendidas por su entorno, el cual intenta consolar con frases que, sin querer, minimizan el dolor: “por lo menos no llegó a nacer”, “mejor ahora que más adelante” o “aún eres joven”.
Sin embargo, cada pérdida es importante y merece ser reconocida como un momento de dolor. El duelo no tiene una duración exacta ni una forma única de vivirse. Algunas personas necesitan hablarlo, otras prefieren el silencio; algunas buscan rituales de despedida, otras no. Lo importante es poder transitar este proceso con respeto, sin juicio y con la posibilidad de pedir ayuda especializada si se necesita.
Fases de la pérdida gestacional o perinatal
La pérdida gestacional o perinatal se refiere a la muerte del bebé durante el embarazo, el parto o en los primeros días o semanas de vida. Puede producirse por diversas causas, como malformaciones congénitas, anomalías cromosómicas, infecciones, trastornos hemorrágicos y hematológicos, trastornos relacionados con el crecimiento fetal, malformaciones y prematuridad, entre otras complicaciones médicas. La pérdida puede ser involuntaria, es decir, inesperada y por causas por causas naturales como aborto espontáneo, muerte fetal o neonatal; o voluntaria, cuando se toma la difícil decisión de interrumpir el embarazo por motivos médicos o personales.
En ambos casos hay un gran impacto emocional:
- En pérdidas involuntarias que ocurren de manera repentina, dejando a los padres en un estado de shock, incredulidad, rabia, desesperanza y tristeza profunda.
- En pérdidas voluntarias el dolor se acompaña de una gran carga de culpa, dilemas éticos y confusión emocional. Aunque la decisión sea voluntaria, el sufrimiento no desaparece: puede que incluso sea más difícil de elaborar por el tabú social y el juicio externo. Muchas personas no se sienten con derecho a hacer duelo si fue “su elección”.
Aunque cada persona vive el duelo de forma única, existen fases emocionales comunes que pueden aparecer —no necesariamente en orden— durante el proceso de duelo. Estas fases, al contrario de lo que se suele pensar, no se van transitando en orden una detrás de otra. Estas suceden de manera más orgánica, sin ir necesariamente en orden.
- Negación. El dolor profundo que supone la pérdida hace que, en un inicio, cueste asimilar lo que estás sucediendo (“Esto no puede estar pasando”).
- Ira. La injusticia de la pérdida puede despertar rabia hacia el cuerpo, hacia la vida, hacia otros e incluso hacia uno mismo.
- Culpa. Pensamientos del tipo “si hubiera hecho tal cosa…” son intentos de encontrar explicaciones o formas de cambiar lo ocurrido.
- Tristeza. Según la persona se va haciendo más consciente de lo que ha sucedido, va sintiendo emociones de tristeza y vacío por la pérdida.
- Aceptación. Cuando la persona ya ha pasado por todas las etapas anteriores, puede empezar a acomodar la ausencia en su vida, aceptando lo que ocurrió y pudiendo convivir con la ausencia.
Todas estas emociones, aunque son profundamente dolorosas, son esperables y forman parte del proceso de duelo. Cada persona vive el duelo de manera totalmente diferente y no siempre en el mismo orden. No hay una forma correcta de vivirlo ni un tiempo exacto para “superarlo”. Es importante que podamos respetar las emociones que vayan apareciendo sin intentar bloquearlas, ya que es la manera en la que se podrá ir integrando la ausencia y aceptando esta nueva realidad.
Estas emociones pueden intensificarse en momentos que recuerden al bebé, como la fecha prevista de parto, el aniversario de la pérdida o al ver embarazos ajenos. Es importante validar cada fase y cada momento. El duelo perinatal puede llegar a ser complejo por la falta de reconocimiento social. Validar cada emoción, permitir que existan contradicciones, y no imponer plazos para “estar bien” es esencial para acompañar a las madres y padres.
El peso de lo físico en la mujer
Aunque el duelo afecta tanto a la madre como al padre (y de manera extensa a toda la familia), la mujer gestante suele ser la más impactada a nivel físico y emocional. Muchas veces aparece un sentimiento de culpa que dice que «su cuerpo no ha podido”, despertando una fuerte crítica interna: «¿habré hecho algo mal?» o «¿mi cuerpo falló?».
Este sufrimiento puede agravarse debido a expectativas sociales que esperan que la madre lo supere rápidamente para poder “volver a intentarlo” o “seguir adelante”. No permitir a las madres vivir el proceso a su propio ritmo puede intensificar el dolor y la sensación de “no estar siendo suficientes”.
Cómo afrontar un duelo gestacional o perinatal
Atravesar una pérdida gestacional o perinatal es un proceso interno y profundo que requiere tiempo, cariño, comprensión y espacios donde poder hablar del dolor sin tener que esconderlo. No hay una única forma correcta de vivir este duelo, pero sí hay caminos que pueden facilitar la elaboración emocional.
Dar lugar al dolor
Permitirse sentir. No minimizar la pérdida, ni reprimir las lágrimas o las emociones. El dolor por un hijo o hija que no llegó a nacer se siente como cualquier otro y merece ser vivido con permiso, sin enjuiciarse por estar sintiendo esas emociones. Algunas de las que suelen aparecer incluyen:
- Tristeza intensa
- Culpa
- Miedo a futuros embarazos
- Sensación de vacío, desconexión o incredulidad
- Ira o injusticia
- Envidia hacia personas del entorno cuyos embarazos continúan
Sentir estas emociones no significa que algo malo te ocurre, ser débil o mala persona (este juicio sobre todo aparece al sentir envidia). Son respuestas humanas normales ante una pérdida significativa.
Crear un espacio simbólico para el bebé
Muchos padres encuentran consuelo en crear rituales de despedida o de recuerdo, como:
- Elegir un nombre para el bebé
- Guardar una ecografía o prenda simbólica
- Escribirle una carta
- Plantar un árbol o una planta
- Crear algo en recuerdo: pintar un cuadro o hacer un objeto de recuerdo
- Hacer una ceremonia íntima de despedida
Estos gestos ayudan a darle lugar al vínculo y mantener vivo su recuerdo.
Cuidarse física y emocionalmente
La pérdida también tiene un impacto físico. Es normal sentirse más desanimado, apático o débil. Este puede ser también un momento de cuidarse:
- Permitiéndote bajar el ritmo, hay cosas que pueden esperar o que puede ayudarte alguien
- Aumentando los cuidados físicos como el movimiento
- Manteniendo las rutinas de sueño y alimentación que te den estabilidad
- No aislarte y pedir ayuda a quien sientas que puede acompañarte
- No forzarte a “estar bien” rápidamente por los demás
- Decir “ no” a planes si lo necesitas
- Buscar espacios de contención emocional (terapia, grupos).
Recuerda que no hay tiempos establecidos sobre cuánto debería durar un duelo y no cualquier emoción que aparezca merece que la recibamos. Todo es parte del proceso.
Lo importante es no exigirse una recuperación inmediata ni compararse con los procesos de otras personas. Cada historia es única, y cada duelo también lo es.
¿Cómo ayudar a los padres que pasan por un duelo perinatal?
Acompañar a alguien que ha perdido un bebé durante el embarazo o al poco tiempo de nacer puede ser incómodo o doloroso. Muchas veces, por miedo a decir algo inadecuado, se opta por el silencio, por distraer, o por ofrecer frases hechas que, lejos de consolar, pueden profundizar el dolor.
Pero el acompañamiento sincero, empático y respetuoso puede marcar una gran diferencia en el proceso de duelo. Aquí te comparto algunas formas de hacerlo.
Escuchar sin juzgar, sin prisa, sin querer «arreglar»
- No es necesario tener respuestas, solo presencia. Escucha, mira a los ojos, acércate si se emociona, cógele la mano, abrázale.
- Escucha activamente, sin interrumpir, sin forzar explicaciones.
- Valida las emociones, aunque sean intensas o incómodas: «no me puedo imaginar lo doloroso que debe estar siendo» o “no se me ocurre qué decirte en un momento así, pero estoy aquí”.
Evitar frases que minimizan o invalidan el dolor
Frases como:
- “Al menos no llegó a nacer”
- “Las cosas pasan por algo”
- “Ya vendrá otro”
- «Eres joven, tienes tiempo»
- “Tienes que ser fuerte”
Estas frases pueden hacer sentir a los padres que su dolor no es legítimo, que es mejor que pasen a otra cosa. Para poder integrar la pérdida, necesariamente hay que atravesar las emociones incómodas ya es el primer paso para poder procesarlas. Te propongo decir cosas sencillas como:
- “No sé qué decir, pero quiero acompañarte”
- «No hay palabras para esto, pero estoy aquí”
- «No me puedo imaginar lo doloroso que debe estar siendo»
- «Estoy contigo»
- «Te escucho y te acompaño en lo que necesites decir y soltar»
Ofrecer ayuda concreta
Durante el duelo, muchas tareas cotidianas se sienten abrumadoras. Ofrecer ayuda específica puede ser mucho más útil que un “avísame si necesitas algo”:
- Cocinar algo rico y llevar comida
- Ayudar con los otros hijos
- Acompañar a trámites o citas médicas
- Estar disponible en fechas sensibles (como la fecha prevista de parto)
Respetar los tiempos
El duelo no tiene unos tiempos estándar. Algunas personas vuelven a sus rutinas rápidamente, otras no. Algunas quieren hablar constantemente del bebé, otras prefieren el silencio. Lo importante es acompañar sin imponer cómo deberían sentirse.
También es importante no evitar el tema por incomodidad. Preguntar con cuidado si desean hablar sobre lo ocurrido o recordar al bebé puede ser un gesto muy significativo.
Incluir a ambos miembros de la pareja
Muchas veces el acompañamiento se dirige solo a la madre gestante, pero el otro progenitor o la pareja también está viviendo su propio duelo. A veces lo viven en silencio, cargando el rol de «fuerte» o «cuidador», sin permitirse expresar tristeza o vulnerabilidad.
Dar espacio a ambas personas favorece una vivencia más equilibrada y compartida del proceso.
Recomendaciones para superar el proceso de duelo tras la pérdida gestacional o perinatal
Superar no significa olvidar. En el contexto del duelo perinatal, “superar” puede entenderse como integrar la pérdida, reconociendo y recordando este hecho como algo muy importante que se vivió y que forma parte de la historia de vida de la persona. La idea es que se mantenga el recuerdo de esta pérdida desde un lugar más calmado, pudiendo echar la vista atrás hacia lo que ocurrió sin desbordarse y sin sentir una pena tan profunda como durante las primeras etapas del duelo.
Cada persona, cada pareja, cada familia, transita este proceso de manera distinta y en tiempos diferentes. No hay reglas. Pero sí hay caminos que, desde el respeto y la sensibilidad, pueden ayudar a acomodar el dolor, a seguir viviendo con sentido, y a honrar el amor que se sintió por ese bebé.
Permitirse sentir, sin censura
No hay emociones “buenas” o “malas” en el duelo. Hay rabia, amor, miedo, impotencia, alivio, tristeza profunda, incluso momentos de calma o de desconexión. Todo eso es parte de lo humano. Poder sentir esas emociones, sin juzgarse ni apresurarse por “estar bien”, es una forma de cuidarse.
Recordar al bebé
Dar un nombre al bebé, hablar de él o ella en voz alta, incluirle en la historia familiar (aunque solo algunos lo sepan), puede ser una forma de hacerle presente. Recordar de esta manera al bebé puede ayudar para algunos padres y madres a integrar toda esta experiencia.
Crear un relato propio
Contar la historia de la pérdida, aunque sea en un cuaderno privado o en terapia, ayuda a poner palabras al dolor. A veces el sufrimiento se vuelve más llevadero cuando se puede narrar, cuando se encuentra una forma de decir: esto fue lo que pasó, esto fue lo que sentí, esto fue lo que significó para mí.
Buscar apoyo y seguridad en personas de confianza
Pedir ayuda a quien sabes que estará dispuesto a darte su tiempo, escucharte y no juzgar: un amigo, un familiar, un grupo de apoyo, un psicólogo especializado. Apoyarte en personas sobre las que dejarte caer y con las que sentirse sostenido y vivir este proceso acompañado.
Poner la atención en la relación de pareja: dos duelos diferentes sobre un mismo amor
Cada persona vive el duelo de manera diferente. Es habitual que, dentro de la pareja, cada uno necesite cosas diferentes aunque el duelo trate sobre el mismo tema.
Esto no significa que la pérdida sea menos importante o que el amor hacia este hijo sea menor, sino que cada persona procesa sus emociones de acuerdo a su historia personal, los recursos emocionales que tiene y su manera de vivir la pérdida. Por otro lado, la pareja que no gestó físicamente al bebé puede sentirse confundido, desplazado o sin herramientas para acompañar a la madre. Hablar con honestidad, respetar los tiempos del otro, y pedir ayuda si la comunicación se vuelve difícil, es esencial para transitar este camino juntos, sin sentirse solos dentro del vínculo.
Es muy importante fomentar la comunicación honesta en la pareja y crear espacios de compartir sus emociones, cómo están viviendo el proceso y qué necesitan del otro. Y, si es necesario, contar con acompañamiento profesional que ayude a la pareja a atravesar el duelo. Aunque cada uno lo viva de manera diferente, existen maneras de vivirlo de manera conjunta y sintiéndose más acompañados el uno por el otro.
Existen muchas maneras de encontrar sentido
Durante el proceso de duelo, muchas personas encuentran nuevas formas de sentido a lo que les ha sucedido a través del arte, del acompañamiento a otros, de la maternidad o paternidad en otras formas o de la espiritualidad. Hay personas a las que le sirve, y hay personas que no. Lo importante es que tenga sentido para ti y no te fuerces a hacer cosas que no cuadran contigo.
¿Cuál es el rol del psicólogo en el proceso de duelo?
En un proceso de duelo gestacional o perinatal, el/la psicólogo/a no tiene la misión de “hacer olvidar” ni de acelerar la recuperación. Su rol es mucho más profundo y humano: acompañar el dolor, ofrecer herramientas para transitarlo y sentirlo, y sostener a la persona o la pareja en este momento tan difícil.
El espacio terapéutico se convierte en un lugar seguro, donde no hace falta fingir estar bien, donde no hay que justificar emociones, donde se puede hablar del bebé perdido sin miedo a incomodar. Allí, se valida el sufrimiento y se reconoce la magnitud de lo vivido.
Acompañar sin juicio lo emocional y los procesos simbólicos de despedida
Una de las grandes razones por las que es útil la terapia es por ser un lugar donde poder expresarte y darle valor a lo que sientes. Es un lugar donde poder expresarte con libertad, en crudo, sin avergonzarte por tus emociones y sin tener que minimizarlas.
El psicólogo sabe que lo importante para pasar un duelo es sentir todas las emociones que este trae, y te acompaña a tolerar esas emociones, a entender qué necesitas en este momento y a integrar la pérdida.
El psicólogo puede ayudarte a:
- Identificar y nombrar lo que sientes
- Distinguir entre emociones esperables y dificultades en el proceso de duelo
- Acoger y escuchar todas las emociones, incluso cuando son contradictorias
- Desarrollar un autocuidado adaptado a lo que necesitas en este momento
- Abordar emociones como la culpa, el miedo o la rabia en un ambiente de seguridad y amabilidad
- Pensar en rituales simbólicos de despedida
Este acompañamiento te ayudará a elaborar un duelo e integrar la pérdida en tu historia de vida.
Sostener a la persona en sus vínculos familiares y de pareja
Como hemos dicho anteriormente, cada persona vive la pérdida de una manera diferente y necesita hacer cosas diferentes. A veces puede ser complicado ser fiel a lo que necesitas dentro de un contexto de pareja o familiar que espera algo diferente. En la terapia puedes poner todas esas dificultades encima de la mesa, identificando qué necesitas y explorando maneras de comunicarlo a tu entorno para poder ser congruente contigo en este momento.
Detectar dificultades en el proceso de duelo
Cuando nos permitimos sentir con apertura las emociones del duelo, podemos poco a poco ir sintiéndolas menos intensamente e integrando la pérdida. Sin embargo, es importante que podamos detectar cuándo el sufrimiento se está cronificando, impidiendo el funcionamiento cotidiano. En estos casos, el psicólogo puede compartirte sus impresiones y los signos que ha detectado. De esta manera podréis poner el foco en esas dificultades concretas para trabajarlas con el objetivo de integrar la pérdida.
La necesidad de atención psicológica especializada en el duelo perinatal
¿Por qué es necesaria la atención psicológica especializada?
El duelo perinatal se distingue de otros duelos por la particularidad de que es un dolor a veces invisible que socialmente no se encuentra reconocido de la misma forma que otras pérdidas. Las personas que atraviesan esta experiencia pueden sentir que su entorno no da a su pérdida todo el valor que ellas necesitan, pudiente sentir la presión de «superarlo rápido». Esto puede hacerles sentir solas, incomprendidas o incluso culpables por su dolor, especialmente cuando se trata de pérdidas tempranas o si las decisiones sobre el embarazo fueron voluntarias.
El duelo perinatal debe ser tratado con la misma importancia que cualquier otra pérdida significativa. Atender y cuidar a los padres en este momento ayuda a que puedan elaborar su duelo, cuidando su salud mental y previniendo que esa tristeza se cronifique.
La atención psicológica especializada es fundamental en este contexto, aportando un acompañamiento de gran valor ya que:
- Conoce qué emociones suelen surgir en este tipo de duelos, entendiendo y validando las emociones complejas que aparecen como la culpa, la rabia, la tristeza profunda o la confusión.
- Ayuda a desmitificar creencias erróneas sobre el duelo, como la idea de que “debería haber una forma rápida de superarlo” o que “el dolor no es tan grande porque no nació”.
- Conoce estrategias de cuidado emocional y de elaboración del duelo adaptadas a esta situación.
- Acompaña en el proceso de ritualización o despedida simbólica, que es esencial para poder integrar la pérdida.
- Atiende las consecuencias emocionales de pérdidas tempranas o voluntarias, que suelen estar acompañadas de un dolor muy concreto y, en ocasiones, de una carga emocional añadida debido a las decisiones tomadas.
Beneficios de una atención psicológica adecuada
- Normaliza el duelo: La intervención psicológica ayuda a entender que el dolor por una pérdida gestacional o perinatal es natural y válido.
- Crea un espacio seguro donde acoger todas las emociones del proceso.
- Cuida la salud mental y previene complicaciones: Detectar a tiempo señales de angustia, depresión o estrés postraumático puede evitar complicaciones mayores.
- Mejora la adaptación de las madres y padres a su entorno y con la pareja, poniendo los límites que necesitan, pidiendo ayuda y comunicando sus necesidades.
Conclusión: Cómo Afrontar el Duelo Gestacional o Perinatal
El duelo gestacional es un proceso complejo que requiere de seguir informando a la sociedad para poder ayudar adecuadamente a quienes lo atraviesan. La pérdida de un bebé deja una huella que no puede ser ignorada ni apresurada. Validar el duelo es honrar el vínculo con ese bebé, que existe desde mucho antes de nacer. Reconocer esa conexión, permitir el dolor y ofrecer espacios seguros donde ese amor no quede negado es fundamental para comenzar a sanar.
En este proceso, lo que realmente ayuda no es “olvidar” ni buscar un fin rápido a ese dolor, sino intentar acoger las emociones que el proceso despierta para, más adelante, poder integrar esta experiencia de una manera en que la persona pueda recordar este evento desde un lugar menos doloroso. Afrontar este duelo implica abrirse a la vulnerabilidad, permitir que el dolor tenga su espacio y buscar ayuda, ya sea de la familia, los amigos, o de profesionales que ofrezcan un acompañamiento adecuado.
Las fases del duelo —con su dolor, su rabia, su confusión, su vacío— son una parte natural del proceso.
Las recomendaciones sobre cómo afrontar el duelo gestacional —como la importancia de hablar, de cuidar el cuerpo, de dar lugar a rituales simbólicos y de buscar el apoyo adecuado— nos ofrecen herramientas para acompañar el dolor con compasión y sin apresuramientos. Y el rol fundamental del psicólogo es ofrecer un espacio donde las emociones puedan ser procesadas y entendidas, ayudando a construir un relato de lo sucedido que respete el ritmo personal de cada persona.
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