Acompañar a alguien que atraviesa un duelo perinatal y que ha perdido un bebé durante el embarazo o al poco tiempo de nacer puede ser incómodo o doloroso. Muchas veces, por miedo a decir algo inadecuado, se opta por el silencio, por distraer, o por ofrecer frases hechas que, lejos de consolar, pueden profundizar el dolor.
Pero el acompañamiento sincero, empático y respetuoso puede marcar una gran diferencia en el proceso de duelo. Aquí te comparto algunas formas de hacerlo.
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Escuchar sin juzgar, sin prisa, sin querer «arreglar»
- No es necesario tener respuestas, solo presencia. Escucha, mira a los ojos, acércate si se emociona, cógele la mano, abrázale.
- Escucha activamente, sin interrumpir, sin forzar explicaciones.
- Valida las emociones, aunque sean intensas o incómodas: «no me puedo imaginar lo doloroso que debe estar siendo» o “no se me ocurre qué decirte en un momento así, pero estoy aquí”.
Evitar frases que minimizan o invalidan el dolor
Frases como:
- “Al menos no llegó a nacer”
- “Las cosas pasan por algo”
- “Ya vendrá otro”
- «Eres joven, tienes tiempo»
- “Tienes que ser fuerte”
Estas frases pueden hacer sentir a los padres que su dolor no es legítimo, que es mejor que pasen a otra cosa. Para poder integrar la pérdida, necesariamente hay que atravesar las emociones incómodas ya es el primer paso para poder procesarlas. Te propongo decir cosas sencillas como:
- “No sé qué decir, pero quiero acompañarte”
- «No hay palabras para esto, pero estoy aquí”
- «No me puedo imaginar lo doloroso que debe estar siendo»
- «Estoy contigo»
- «Te escucho y te acompaño en lo que necesites decir y soltar»
Ofrecer ayuda concreta
Durante el duelo, muchas tareas cotidianas se sienten abrumadoras. Ofrecer ayuda específica puede ser mucho más útil que un “avísame si necesitas algo”:
- Cocinar algo rico y llevar comida
- Ayudar con los otros hijos
- Acompañar a trámites o citas médicas
- Estar disponible en fechas sensibles (como la fecha prevista de parto)
Respetar los tiempos
El duelo no tiene unos tiempos estándar. Algunas personas vuelven a sus rutinas rápidamente, otras no. Algunas quieren hablar constantemente del bebé, otras prefieren el silencio. Lo importante es acompañar sin imponer cómo deberían sentirse.
También es importante no evitar el tema por incomodidad. Preguntar con cuidado si desean hablar sobre lo ocurrido o recordar al bebé puede ser un gesto muy significativo.
Incluir a ambos miembros de la pareja
Muchas veces el acompañamiento se dirige solo a la madre gestante, pero el otro progenitor o la pareja también está viviendo su propio duelo. A veces lo viven en silencio, cargando el rol de «fuerte» o «cuidador», sin permitirse expresar tristeza o vulnerabilidad.
Dar espacio a ambas personas favorece una vivencia más equilibrada y compartida del proceso.