Para poder hablar del impacto que tiene la reproducción asistida en la salud mental de quienes se embarcan en este proceso, es importante que conozcamos qué métodos son y cómo funcionan.
Antes de comenzar, te presento tres palabras que vas a escuchar mucho en estos procesos:
- Estimulación ovárica: al inicio del proceso se receta a la mujer una medicación hormonal para estimular la maduración y liberación de los óvulos que se intentarán fecundar.
- Transferencia: en procesos de FIV o ICSI, es el paso final en el que se introduce el embrión obtenido en el útero de la mujer.
- Beta-espera: es el tiempo de espera desde que se hace la trasferencia hasta la realización de la prueba de embarazo. Suele ser un periodo de 2 semanas.
- Ciclos: un ciclo es el conjunto de pasos del procedimiento de fecundación. Cada ciclo tiene varios pasos: análisis previos, estimulación ovárica, controles para decidir el momento de extracción de óvulos y fecundación, punción ovárica (en FIV) o inseminación (en IA), fertilización y cultivo embrionario, transferencia embrionaria, betaespera y resultado.
¿Qué tratamientos de reproducción asistida existen?
Antes de recurrir a un tratamiento de reproducción asistida, se recomienda que la pareja busque el embarazo de manera natural durante un año, manteniendo relaciones sexuales sin protección, teniendo en cuenta las ventanas fértiles y cuidando la alimentación y suplementación.
Si tras ese año no se ha conseguido embarazo, se comienzan a proponer otras opciones. Los tratamientos de fertilidad más comunes son:
- Inseminación artificial (IA): se realiza una estimulación ovárica en la mujer y una extracción de semen del hombre. Posteriormente se realiza la inseminación depositando el esperma en el útero de manera artificial. En este caso los óvulos de la madre no se extraen, únicamente se deposita el semen en el útero.
- Fecundación in vitro (FIV): tras la estimulación ovárica de la mujer, se realiza una punción folicular para extraer los óvulos. También se extrae el semen del hombre. Posteriormente se inseminan los óvulos en el laboratorio. Una vez obtenido el embrión, se hace la transferencia al cuerpo de la madre. Los embriones restantes pueden vitrificarse para volver a intentarlo más adelante.
- Inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI): una vez obtenido el óvulo de la madre, se realiza una inyección directa de un espermatozoide en él óvulo a través de una aguja muy fina. La diferencia con la FIV es que directamente introducen el espermatozoide en el óvulo.
Para realizar los anteriores tratamientos de reproducción asistida, los óvulos y espermatozoides pueden provenir de diferentes vías:
- Donación de gametos: se obtienen de donantes los óvulos, el esperma o los embriones.
- Preservación de fertilidad: congelación de los propios óvulos o espermatozoides para uso futuro. De esta manera se pueden mantener la calidad de los mismos si se desea embarazo más adelante. Se suele realizar cuando se desea retrasar la maternidad/paternidad. También en casos de endometriosis y en procesos oncológicos.
- Vitrificación de óvulos o espermatozoides: se trata de una congelación más rápida que permite que no sufran alteraciones físicas ni funcionales. La supervivencia de óvulos a este proceso es más elevada y permite retrasar la maternidad. Para realizarlo se realiza una estimulación ovárica, posteriormente una punción folicular para extraer los óvulos y por último la vitrificación.
Cada técnica implica diferentes metodologías, intervenciones, dificultad, tiempos y gastos, lo cual influye directamente en el impacto emocional.
¿Qué tratamiento seguir para quedar embarazada?
La elección del tratamiento de reproducción asistida depende de múltiples factores médicos: edad, reserva ovárica, calidad del esperma, diagnósticos previos, historial de intentos, etc.
Por eso es fundamental acudir a un médico experto en fertilidad que pueda evaluar cada caso concreto para decidir qué tratamiento es el más adecuado. Para poder decidir será importante:
- Realizar un estudio diagnóstico completo.
- Elegir una clínica de confianza y un equipo que escuche tus necesidades.
- No precipitar decisiones y dar tiempo a comprender cada opción disponible.
El mejor tratamiento será el que esté alineado con tu situación, tus necesidades y tus tiempos.
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