La importancia del padre en el cuidado del recién nacido

Durante los primeros meses de vida del recién nacido solemos pensar que la madre es la principal responsable de sus cuidados. Si bien es cierto que el bebé va a requerir mucho contacto con su madre, el rol del padre en el cuidado del bebé es igual de esencial. Su presencia es muy importante para desarrollar el vínculo entre papá y bebé, compartir las responsabilidades de crianza con la madre, establecer unas dinámicas familiares estables y cuidar la relación de pareja en medio de esta transformación profunda que implica la llegada de un hijo.

Te cuento un poquito más sobre por qué es importante poner en valor el papel del padre en los cuidados del recién nacido y en el desarrollo del bebé.

Mitos y realidades sobre el rol del padre en el cuidado del recién nacido

Durante mucho tiempo se ha relegado al padre a un papel secundario en los cuidados del recién nacido, considerándolo más como un apoyo que como un cuidador principal. Frases como “el papá ayuda” o “la mamá sabe más” perpetúan la idea errónea de que la madre tiene unas habilidades especiales para cuidar al bebé.

La realidad es muy distinta: el padre es igualmente capaz de atender y cuidar a su hijo. Desde lo más logístico como cambiar pañales hasta lo más emocional como calmar el llanto del bebé e identificar qué necesita. El padre tiene las mismas capacidades emocionales y prácticas que la madre para construir una relación cercana con su bebé.

Echemos un vistazo a los mitos más extendidos sobre el rol del padre en el cuidado del bebé:

Mito 1: Sólo la madre tiene un vínculo especial

Realidad: Puede ser que, en lo que al vínculo se refiere, la madre vaya con ventaja con respecto al padre ya que durante la gestación ha podido desarrollar una relación muy cercana e íntima con su bebé. Sin embargo, eso no significa que el padre no pueda desarrollarla, simplemente que tiene que cultivar esa relación a pesar de no estar gestando, tanto durante el embarazo como en el post-parto.

Mito 2: La madre entiende mejor al bebé

Realidad: La madre puede entender mejor al bebé al inicio debido a esa conexión biológica que viene desde el embarazo. Pero el padre es capaz de desarrollar esa comprensión hacia su bebé con presencia y práctica. El vínculo entre papá y bebé se construye con la presencia diaria. Recordemos que la madre tampoco sabe lo que está haciendo al principio, y poco a poco, a base de prueba y error, va identificando cada vez mejor cómo atende a su bebé de la mejor manera posible. Igualmente ocurre con el padre. Entender a tu bebé no es una cuestión meramente biológica sino que, como en todas las relaciones, debemos dedicarle tiempo y atención para conocer a la otra persona (en este caso el bebé) y saber qué necesita.

Mito 3: El bebé prefiere a la madre

Realidad: Esta creencia viene asociada a las anteriores. El bebé necesita sentirse seguro, y esa seguridad se la aporta la presencia de quien está disponible para atenderle y cuidarle. Si ese cuidado lo da siempre la madre, es natural que el bebé se calme más fácilmente con ella. Lo que el bebé necesita es presencia, contacto y amor. Y el padre puede ofrecer todo eso desde el primer día. Un padre presente y cariñoso se convierte en una figura de referencia tan importante como la madre, y con el tiempo, el bebé reconoce, busca y se calma con ambos.

Mito 3: El padre sólo ayuda

Realidad: Los padres participan de una co-responsabilidad. Por lo tanto, ambos cuidan activamente de su bebé. Cambiar pañales, consolarle, acompañar a las visitas médicas o alimentar son tareas que no pertenecen exclusivamente a la madre. La crianza es una responsabilidad compartida. Cuando el padre se instala en un rol más pasivo donde “sólo ayuda”, la madre desarrolla mucha más capacidad para atender las necesidades del bebé. De alguna manera se produce la profecía autocumplida de que es la madre quien más le entiende y quien debe encargarse, relegando al padre a un segundo lugar.

Mito 4: El padre sabe menos sobre cuidar a un bebé

Realidad: Nadie nace sabiendo. Incluso la madre, aunque pueda tener cierta ventaja, al principio tampoco tiene muy claro cómo cuidar a su bebé. Y va intentando, a base de prueba y error, maneras de cuidar a su bebé como este necesita. El aprendizaje llega con la práctica, y los padres tienen la misma capacidad que las madres para aprender a cuidar, alimentar, bañar o calmar a su hijo. Lo que se necesita no es experiencia previa ni una conexión especial, sino presencia, constancia y paciencia con el cuidado del bebé.

Mito 5: Es una etapa vulnerable únicamente para las madres

Realidad: De nuevo, hay una realidad biológica, que es que la madre gesta y por lo tanto experimenta cambios hormonales y una vulnerabilidad psicológica única. Aunque el padre no experimente esta parte ya que no experimenta los cambios biológicos, atraviesa igualmente el cambio drástico de la paternidad en su vida. Y por lo tanto, de una manera diferente, también experimenta vulnerabilidad. del mismo modo, si la pareja ha atravesado alguna pérdida perinatal, es importante tener presente el impacto emocional que ésta ha tenido en ambos. Esta parte puede resultar invisible, no sólo porque se suele poner más atención en la madre que gesta, sino porque histórica y culturalmente a los hombres no se les ha permitido tanto expresar sus emociones y mostrarse vulnerables. Pero esa vulnerabilidad existe igualmente y es importante atenderla.

¿Por qué es esencial el cuidado del recién nacido por parte del padre?

El padre tiene un rol importantísimo en el cuidado del recién nacido y en el sostén de la familia que se está conformando.

La función del padre, sobre todo los primeros meses en los que la conexión madre-hijo es más potente, es sostener a la diada madre-hijo. Ya que el bebé requiere más de la madre, por ejemplo en casos donde se haya optado por la lactancia materna, el padre no puede encargarse de dar el pecho, pero si de sostener la limpieza del hogar mientras la madre se encarga de ello. No es una responsabilidad 50/50 en la que los dos hacemos la mitad de todo, sino que encontramos un equilibrio entre las diferentes áreas. En algunas de ellas se requerirá más de la madre (lactancia materna) y en otras del padre (tareas del hogar).

Por lo tanto, el rol del padre es mucho más que el ayudar, sino el estar sosteniendo la nueva familia, el nuevo sistema.

Beneficios de la involucración paterna en el cuidado del recién nacido

Te cuento en qué beneficia esto al sistema familiar y a cada miembro:

Cuida el vínculo con el bebé

Estar presente y atento a lo que el bebé necesita favorece que poco a poco el padre vaya desarrollando la capacidad de entender a su bebé y poder responder de manera más acertada a sus necesidades (horarios, llanto, etc). Todo ello favorece el vínculo entre papá y bebé.

Protege de la salud mental de la madre

Un padre implicado es un factor protector de la salud mental de la madre, ya que se reparten responsabilidades y no cae todo el peso sobre ella. Uno de los factores de riesgo para la depresión post-parto es la falta de ayuda percibida por la madre, haciéndole sentir sola ante la tarea de criar.

Aumenta la percepción de logro en su rol paterno

Un padre implicado es un padre que entiende más a su bebé y por lo tanto más resolutivo y más vinculado con su hijo, lo cual favorece esa relación padre-hijo y la percepción de poder encargarse y cuidar de su bebé. Participar desde el principio fortalece la identidad paterna y la confianza en su capacidad de crianza.

Cómo el padre puede participar activamente en el cuidado del bebé

Muchos padres se preguntan cómo cuidar a un recién nacido, especialmente si no han tenido contacto previo con bebés. La buena noticia es que no se necesita experiencia previa, solo presencia, disposición y amor.

Si necesitas un poquito de guía, aquí te lanzo algunas sugerencias que pueden servirte:

Durante el embarazo
  • Involúcrate en el nesting. Es decir, participa de la preparación de todo lo relacionado con el bebé como la compra de la ropita la preparación de la habitación o la maleta del hospital.
  • Acaricia el vientre de tu pareja y habla con vuestro bebé. Exponerte a la presencia de vuestro bebé ya desde el embarazo te permitirá empezar a cultivar tu relación con esa personita, lo cual genera un vínculo emocional muy potente incluso desde antes del nacimiento.
  • Infórmate. Desde qué alimentos debe evitar la madre hasta saber cuándo son las ecografías o cómo se va desarrollando el bebé mes a mes.
  • Involúcrate en las clases de preparación al parto. Asistiendo a cada clase, preguntando dudas y participando de las decisiones como en qué hospital os gustaría recibir a vuestro bebé.
  • Imagina la vida con tu bebé y compártelo con tu pareja. Hablar sobre algo lo va haciendo cada vez más real. Hacer planes, imaginar con tu pareja cómo será o eligiendo posibles nombres. También hablando de cómo os hace sentir este proceso, qué miedos tenéis, qué os preocupa que cambie o cómo os gustaría vivir esta nueva etapa.
En el post-parto
  • Realiza piel con piel desde el nacimiento. Entra en contacto directo con tu bebé para que este sienta tu respiración, tu temperatura corporal y escuche tu voz.
  • Experimenta maneras de tranquilizar a tu bebé. Portea, mece, canta a tu bebé en momentos de llanto o sueño.
  • Involúcrate en los cuidados más básicos. Cambia pañales, prepara el baño y participa en la rutina del sueño.
  • Acompaña a las visitas médicas y participa en las decisiones junto con tu pareja.
  • Acompaña emocionalmente a tu pareja. Ofrece escucha y apoyo. Esto es especialmente importante en el posparto.
  • Comparte cómo te sientes tú. Abrir ese espacio en el que ambos podáis compartir vuestro sentir os ayudará a sentiros más acompañados y unidos.

Recuerda que lo importante no es hacerlo perfecto, sino estar disponible y presente.

Consejos prácticos para que el padre participe en el cuidado del recién nacido

Como reza el dicho: “cada maestrillo tiene su librillo”. Y tú irás escribiendo el tuyo a base de intentar y ver qué te funciona. Aún así, te comparto ideas que pueden servirte a ir probando.

  • Infórmate. Asiste a talleres prenatales o lee libros sobre paternidad que te interesen.
  • Crea momentos de exclusividad con tu bebé. Una rutina a solas te ayudará a fortalecer el vínculo con tu bebé.
  • Comunícate con tu pareja. Habla abiertamente sobre cómo repartir las tareas y cómo os sentís cada uno y qué esperáis el uno del otro.
  • Confía en ti. No necesitas hacerlo perfecto, solo estar presente, tener paciencia y poner mucho cariño.
  • Tú también puedes ser vulnerable. A veces los padres no sienten tanto permiso para compartir cómo se sienten o las dificultades que están encontrando. Es importante no olvidarnos de ello, para vosotros también hay un espacio en terapia.
  • Cuida también de ti. Es importante tener espacios para cuidarte física y emocionalmente. Si deseas profundizar en cómo te encuentras o estás teniendo dificultades, puedes profundizar en ello en terapia para poder paternar desde donde deseas.

Conclusión: Un papá presente, un sistema familiar unido

La figura del padre está ocupando su propio espacio: el de un cuidador activo, presente y comprometido. Cada vez más hombres asumen su rol con responsabilidad, sensibilidad y presencia, haciendo real la co-parentalidad y dejando atrás la idea de que cuidar es solo “cosa de mujeres”.

En los primeros meses de vida, el padre es un pilar fundamental: para el bebé, porque su presencia constante construye vínculo y seguridad; para la madre, porque su acompañamiento emocional y práctica es un gran sostén; y para sí mismo, porque conectarse con su rol paterno desde el inicio fortalece su identidad y relación con su bebé.

Ir moviéndote y experimentando en este nuevo rol es una oportunidad para ir sintiéndote cada vez más cómodo en él. Con vuestro bebé, también crecéis vosotros como padres. Igual que él aprenderá a caminar y se caerá, vosotros también tendréis que caer. Pero lo que marcará la crianza no serán los errores, sino lo presentes que hayáis estado y el cariño que hayáis puesto en el proceso.

 

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